Escribi: Me niego a aceptar que soy un imbecil enamorado de la vida. Me niego a aceptar que soy un romantico. -No te niegues, solo disfrutalo. -dijo ella al leerlo. No me gusta aceptar cosas en las que no creo. Tirados en la playa. Ella podria estar en cualquier lugar mas interesante; un cafe, su casa, algun bar con amigos. Sin embargo estaba ahi, conmigo, a la orillita del mar. Entonces dijo algo asi como: "los de Guadalajara insisten en ver el mundo gris y feo". Y yo escribi: No todo es feo y gris. De ser asi, esto no estaria pasando. Y al siguiente dia, simple y estupidamente, me despedi de ella. Con todo mi enamoramiento, vi sus lagrimas y no las compre, no eran verdad. Eran lagrimas de alguien que no quiere estar sola en la tarde, no de alguien que este enamorandose de ti, tanto como tu de ella. O por lo menos, no de alguien que fuera a aceptar que esta tan enamorada de ti como tu de ella. Y tan asustada como tu.