Ir al contenido principal

Mis ojos

Mis ojos siempre saben lo que hacer cuando hay un escote frente a ellos:
se deslizan como trineo en invierno, saltan como al vacio un paracaidista, se liberan de tapujos y voltean bruscamente para tocar.
Mis ojos siempre saben lo que hacer cuando ven una cadera frente a ellos:
se van por el final  de una espalda, descolgandose por el cabello de la susodicha y hacen honores al placer.

Porque sus nalgas son endemoniadamente perfectas para el tamaño de mis manos.

Comentarios