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Nota 3

"Que desordenada vida la que vivis, pibe"

Eso me dijo la argentina en un arranque de celos. No entendi mucho en ese momento. Fue la ultima vez que la vi. Fue lo ultimo que me dijo. Yo hice un chasquidito con la boca y le indique la direccion hacia la puerta. Se fue, azotando la puerta tan fuerte que casi que vi saltar a las llaves que cuelgan a un lado.
Intente olvidar sus palabras, pero hoy, que estoy aqui solo, me retumban en la cabeza cada que me doy cuenta de que tan aburrido estoy y de cuantas cosas y personas dependia para hacer "mi vida".

Ella siempre supo que yo era casado. Jamas se lo oculte. "Que brutal sinceridad la tuya, che" me dijo en la barra del bar en que la conoci. El dia que la conoci y le dije "soy casado pero me gustaria pasar las siguientes dos horas besandote por debajo de la ropa". No se si ya le gustaba o le guste por haberle dicho tales palabras.

El caso es que, en los siguientes tres meses, me dedique a perderme cada jueves debajo de su ombligo. Yo tenia 5 años de casado ya, un hijo en camino y un perro. Y no es que no amara a mi esposa, era solo que extrañaba la caceria y el deseo de lo desconocido. Cuando la deje a ella y le confese a mi mujer lo que habia estado pasando, ella tambien me dejo. Pero ya me habia dejado hacia mucho. El instructor del gimnasio se habia encargado de hacer lo propio.

Antes de subir al barco que me ha dejado abandonado en este sitio, bese en la frente a mi hijo y tome del brazo a la mujer que habia logrado mantener vivo el deseo desde que la conoci, hasta ese terrible dia en que me embarque. En que nos embarcamos. Intento escribir estas notas, estas de detalles de mi vida pasada, por si no vuelvo. Para no volverme loco, como ya he contado. Para mantenerme cerca de mi mismo.

A veces me cuesta trabajo. Demasiado.

Los ruidos nocturnos... son un monton de animales que no representan peligro, monos y un par de puercos salvajes. Si, monos y puercos salvajes en una isla. No sabia que fuese posible, pero ahi estaban, en una especie de juego. Los monos brincando de arbol en arbol y los puercos persiguiendolos sin lograr nada mas que recibir frutazos y pedazos de ramas lanzados para detener su carrera.

Me diverti... no se dieron cuenta de que los observaba.
No se si vuelva a ver Seinfeld o usar una computadora. Pero tengo monos, puercos salvajes y una libreta de notas para entretenerme.

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