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Ana (parte 6)

El siguiente año, Jacob estaba sentado en la playa, esta vez de tarde. Había niños corriendo a su al rededor, jugando con la arena, familias comiendo varitas de pescado y camarón, hieleras llenas de cervezas, chicas tomando el sol, jugando con pelotas, lanzando arena a sus amigos, pero ni una pista de Laura, ni una huella en la arena que seguramente en algún momento habría pisado con sus pies delgados, enfundada en su vestido lila entallado.

A su lado se sentó una mujer hermosa, paso un brazo por debajo del suyo, recosto la cabeza en su hombro y ofreciéndole una cerveza, pregunto:

-¿Por que nunca me has contado que paso mientras estabas aquí?
-Porque no paso nada -respondió frió-. Ya te lo he dicho.
-Llevas una hora aquí viendo las lanchas, lejos de todos, con esa mirada tuya que siempre dice algo. No me vengas con eso.
-Estoy escribiendo.
-No has tocado tu cuaderno -replico-, además el lugar que elegiste es extraño, hay playas mucho mas hermosas por aquí y nosotros...
-Me gusta esta -interrumpió-, si no están cómodos, vayanse, a mi me gusta este lugar y quiero quedarme a escribir. Por favor, dejame en paz.
-¿Quieres que te deje en paz? -pregunto en tono irónico, levantandose molesta-, pues bien, quedate a "escribir" solo.

Se fue balbuceando groserías y levantando arena. Jacob no hizo un gesto, dio un par de tragos a su cerveza y abrió el cuaderno para escribir.

Agosto, 2001
Laura:
No se como empezar esta carta... tendría que contarte que llevo una hora intentándolo y no puedo. Pero ahora pienso que seria bueno decir lo que ha estado pasando en mi vida:
Me ascendieron de puesto en el trabajo, ahora soy gerente, vivo con mi pareja, aun sigo sin ver a mi hija tanto como quisiera, en estos dos años la he visto 3 veces, es enorme y hermosa; ahora tengo un hijo, tiene 3 meses, se llama Camilo, siempre me gusto ese nombre.
Ha pasado ya el tiempo y estoy casi seguro de que tu estarás casada y muy feliz; dos años deben ser suficientes para que tu novio haya mejorado, yo creo que la gente mejora, no cambia. Seguro habrá dejado de lado a su amiga y se dedicara a hacerte feliz.
Inevitablemente al sentarme aquí, en este mismo lugar, pienso en ti y en lo que aprendí gracias a lo que pasamos juntos, y también pienso que habría pasado de no haberme dejado llevar por las reglas y solo te hubiera dicho que me estaba enamorando de ti. Pero ahora pienso muy poco en ti y casi no te recuerdo.

No pudo terminar de escribir la carta; sus amigos se acercaron para animarlo a acompañarlos y no se resistió mas. El era un tanto diferente a ellos, trataba de encajar siendo gracioso por no conocer otra forma, pero siempre había sentido que no era parte del grupo; intentando estar solo, escribir, pensar, soñar, mientras los demás lo querían ver platicando, bebiendo y haciendo bromas con el resto.
Por la noche, ya en su hotel, su mujer se acerco a el un tanto seria y volvió a traer a la mesa la misma conversación:

-¿Vas a contarme lo que paso cuando viviste aquí?
-No -respondió de nuevo-, ya te dije que no paso nada.
-Tanto tiempo en un lugar que puede ser tan agitado algunas veces y ¿no paso nada?
-Nada, mujer. ¡Nada paso! ¡Dejalo así!
-¿Dejarlo así? Si nada paso, ¿quien es Laura?
-¿Que?
-¿Quien es Laura? A la que le escribes cartas, ¿quien es?
-Alguien que conocí, nadamás.
-¿Y estabas enamorándote de ella?
-¡Revisaste mis cosas! ¿Estas loca?
-¡No estoy loca, quiero que me digas las cosas!
-¡No quieres saber!
-¡Quiero que me digas!
-¡Es una mujer a quien conocí, me enamore de ella y fui tan cobarde como para dejarla y volver a ti! ¿Contenta?

Ella salio del cuarto llorando, golpeando la puerta y dejandolo solo. El solo encendió otro cigarrillo, se sirvió otro whisky y se sentó en la terraza con el cuadernillo sobre las piernas. Dio un sorbo al vaso y tomo la pluma, dejando todo salir en una carta nueva.

mi querida Ana:

Anita:

Ana:
cariño, si pudiera yo explicar las cosas. Si pudiera yo decirte que lo siento. Si tan solo pudiera hacerte ver cuanto/como/por que te quiero. La situación sería otra. Seguro me hubiera largado hace mucho ya. Por cobarde que soy. Por que se que no me merezco nada de esto, ni tu, pero es lo que hemos decidido vivir. Estoy harto y lo lamento mucho. Estar contigo se convirtió para mi en un suplicio. Lo que tanto disfrute alguna vez es lo que ahora me cansa, me deja sin ganas por las noches y sin lucha por las mañanas. No intento explicar o justificar nada. No voy a darte excusas.
Si vuelves cuando ya me haya ido, estarás leyendo esta carta en lágrimas y notaras que mi ropa no esta, ni mis zapatos, que me largue. No vas a entender nada. Te recomiendo que te acerques a Carlos, ya se que te lo estas tirando hace tiempo, el mismo me lo dijo, le dije que estaba bien. Es un buen tipo y sabrá consolarte hasta que ya ni me recuerdes. Que no te sorprenda, también se esta tirando a otras. También se que te tiraste a otros. También ellos se tiran a otras. Al parecer soy el único estúpido que no entendió de que iba el juego y solo se estaba tirando a una persona.
Somos adultos, lo superare.
Cuidate, que la vida te sea buena.

Gracias por todo,

Jacob.

Firmo con una sonrisa en la cara, con el corazón en la mano y con el amor en uno de los bolsillos de la maleta que cargaba. Dejo dos billetes de quinientos en la mesa de noche y salio.

Comentarios

  1. Joder pero qué pobre diablo que fue Jacob por cuánto | tanto tiempo. Y que así se nos va la vida, entre hacer, no hacer, deshacer... y qué juego cruel... y qué bien que se fue..

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