Lo que sucede es que... Todos los días pienso en ella, todos sin excepción. Todas las mañanas imagino que ella me sirve el desayuno, todas sin excepción. Todas las tardes quiero verla, todas sin excepción. Todas las noches me acuesto pa' soñar con ella, todas sin excepción. Pero todos los días mientras la pienso me distraigo. Todas las mañanas desayuno solo. Todas las tardes me dice que no puede verme. Y todas las noches sueño puras pendejadas. ¿Qué pasa en mi mundo? Practicamente nada. Mi mundo es ella y sin ella en mi mundo no pasa nada. ¿Por qué quisiera entrar ella en mi mundo? Porque aqui, cuando ella duerma sería feliz. Porque allá, donde ella está no es tan tranquilo, porque no es aqui. Porque aqui es mio, pero también es suyo. Porque aqui le brindaría cada segundo y porque aqui... estaría conmigo. Este es mi mundo, su mundo, aunque ella no quiera entrar. Fragmento de "una chingadera que escribí" de Alejandro Arizmendi .