- Lo siento mucho -le dije-. La verdad, tu ultima llamada me dejo tan dolido que decidi no verte, ni hablarte, ni buscarte, ni acordarme de tu existencia nunca mas.
- Y yo le acariciaba los pechos, la cintura, besaba la casi invisible cicatriz y jugaba con su liso vientre, pegandole el oido a su ombligo y escuchando los rumores profundos de su cuerpo, le pregunte porque no me habia dado gusto, diciendome esa pequeña mentira al oido.
-Mario Vargas Llosa
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